Gastronomía
Elementos básicos de la cocina en Constantina serán en todo momento: carnes, caza, chacinas y embutidos.
En la primavera, debemos degustar los espárragos y esparraguillas silvestres, bien en tortilla o con aderezo de diversas salsas elaboradas con condimentos, en gran medida extraídos de la propia flora local. En el mismo plano de degustación están las collejas, tagarninas e hinojos, muy apreciados como aderezo en el típico cocido donde la "pringá" ha de hallarse siempre presente.
Para el verano tendremos diferentes tipos de gazpacho, el tradicional donde el tomate le da su color peculiar y que podremos sustituir por la hierbabuena, obteniendo otro gazpacho que aún variando el sabor, en nada pierde de sus valores nutrientes. También en esta época, habrán de degustarse las ancas de rana, preferentemente rebozadas. Las ensaladas en sus diferentes modalidades, nos permitirán acércanos a productos frescos labrados en la huerta local, donde el aceite de almazara y el vinagre de vino, serán elementos básicos.
Características de la cocina otoñal son las setas de álamo y las gallipiernas: asadas, fritas o en salsas, así como los "faisanes" (boletus edulis), bien asados o fritos, que constituyen un verdadero manjar de la sierra y que en puntos como Constantina, ha dado lugar a toda una cultura específica de la que es buena muestra la anual celebración de jornadas micológicas.
Cobra pujanza nuestra cocina en los fríos meses del invierno serrano, que siempre hallarán solución a nuestro apetito en torno a una lumbre donde ceremonialmente toman cuerpos una migas con el especial toque de la tierra, o una caldereta de carnes de la cabaña local. En su defecto, la carne de caza será nuestro objetivo.
Todo un acompañamiento rodea a esta mesa que nos permitirá apreciar la calidad de las chacinas y embutidos donde el jamón ibérico, la caña de lomo, el morcón, los chorizos y morcillas propias de la larga tradición local harán las delicias de los paladares más exigentes.
La aceituna, bien partida, sajada o entera con su aderezo a base de arrayán, laurel, ajo e hinojo se dejará acompañar por generosos vinos de cosecha cuasi familiar que nos llevarán a comprobar la calidad de un mosto muy específico del viñedo de Constantina.
La repostería que remate nuestra mesa, nos acercará hasta el Convento de Monjas Jerónimas o bien hasta la calle Mesones, a Severino y Ramos, donde degustaremos las muchas especialidades de dulces y variedades que salen de sus obradores dispuestas a ser consumidas con deleite. Este postre, hallará su culminación ante una copa del anís propio de la tierra y muy especialmente, degustando la crema de guindas que elabora La Violetera y que nos habla por sí sola de una tradición y elaboración artesanal que resuma Constantina.
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